El derecho a la cultura, hacia un museo accesible para personas con discapacidad visual
Francisco Piqueras
Los museos han sido tradicionalmente considerados templos de la cultura, lugares donde las sociedades conservan, interpretan y comparten su patrimonio artístico e histórico. Sin embargo, esta visión idealizada no siempre se ha traducido en un museo accesible para todas las personas, especialmente para quienes enfrentan discapacidades sensoriales, como las visuales.
A lo largo de la historia, el diseño de museos y exposiciones ha priorizado una experiencia fundamentalmente visual, dejando a un lado las necesidades de quienes requieren formas alternativas de interacción con los contenidos culturales.
Inspirándonos en el análisis realizado por María Asunción García Lucerga en su trabajo «El acceso de las personas con discapacidad visual al mundo de los museos«, reflexionamos sobre la importancia de transformar los museos en espacios verdaderamente inclusivos. García Lucerga destaca que no basta con eliminar barreras físicas: es crucial garantizar un acceso igualitario tanto al «continente» (la infraestructura del museo) como al «contenido» (las obras y experiencias que ofrece).
En este artículo, exploraremos estas dos dimensiones de la accesibilidad en los museos, analizando tanto los desafíos actuales como las soluciones implementadas por instituciones alrededor del mundo para construir un auténtico museo accesible.
Accesibilidad al museo como continente
La accesibilidad al museo como «continente» abarca todos aquellos aspectos físicos y estructurales que permiten o dificultan la llegada y movilidad de las personas con discapacidad visual dentro del espacio. Como señala García Lucerga, el diseño del edificio debe facilitar que cualquier persona, independientemente de sus capacidades, pueda disfrutar plenamente de las instalaciones.
Aunque las limitaciones visuales presentan retos únicos, la implementación de medidas bien planificadas puede mejorar considerablemente la experiencia de estos visitantes.
Entradas y movilidad exterior
Un primer obstáculo suele ser el acceso al edificio. Para personas con discapacidad visual, un diseño accesible incluye rampas en lugar de escaleras, señalización táctil o sonora que indique el camino hacia la entrada, y la eliminación de puertas giratorias, que constituyen una barrera significativa. En su lugar, las puertas automáticas representan una solución eficaz y segura para este colectivo.
Circulación interior: escaleras, ascensores y señalización
En el interior, el desplazamiento puede ser una experiencia desorientadora si no se implementan ayudas específicas. Las escaleras, por ejemplo, deben contar con bordes antideslizantes y franjas táctiles que marquen el inicio y fin de cada tramo. Por otro lado, los ascensores accesibles, con botones en braille y sistemas de voz que indiquen las plantas, facilitan la autonomía de los visitantes.
La señalización juega un papel clave. Mapas en relieve, líneas de pavimento texturizado y paneles informativos en braille son herramientas que permiten a los visitantes orientarse y explorar el museo con confianza. Asimismo, una iluminación uniforme y sin reflejos contribuye a mejorar la experiencia para aquellos con baja visión.
Aseos y servicios adaptados
La disposición de aseos unisex y accesibles facilita que las personas con discapacidad visual puedan ser acompañadas si lo necesitan. Además, su ubicación debe estar claramente señalizada mediante métodos táctiles o auditivos para garantizar que puedan localizarlos fácilmente durante su visita.
Formación del personal
Por último, la actitud y preparación del personal del museo son fundamentales. La capacitación específica en necesidades sensoriales, como la orientación verbal y el acompañamiento adecuado, asegura que los visitantes con discapacidad visual se sientan bienvenidos y atendidos. García Lucerga enfatiza que un equipo comprometido puede marcar la diferencia, ya que contribuye a derribar barreras sociales y culturales.
Accesibilidad al museo como contenido
Si la infraestructura del museo representa su «continente», las colecciones, exposiciones y experiencias que ofrece constituyen su «contenido». La accesibilidad al contenido es esencial para que las personas con discapacidad visual puedan participar plenamente en el disfrute cultural y artístico, y no se limiten a ser visitantes pasivos.
Tal como señala García Lucerga, el acceso al contenido requiere un enfoque multisensorial que amplíe las posibilidades de interacción más allá de la vista, integrando el tacto, el oído e incluso el olfato en las experiencias museísticas.
Adaptación de las exposiciones
El diseño inclusivo de exposiciones permite que las obras y objetos sean interpretados de diversas maneras. Las maquetas táctiles o maquetas tiflológicas, los mapas en relieve y las reproducciones tridimensionales de piezas artísticas permiten a las personas ciegas o con baja visión «explorar tocando», lo que convierte al tacto en una herramienta esencial para la comprensión.
Experiencias multisensoriales
Integrar otros sentidos en las exposiciones beneficia no solo a las personas con discapacidad visual, sino también al público general.
En este tipo de proyectos, el refuerzo verbal juega un papel destacado. Audioguías descriptivas que explican las piezas de manera detallada, incluso incluyendo su contexto histórico y artístico, complementan las limitaciones del sentido táctil.
Reproducciones y relieves
La posibilidad de tocar reproducciones o versiones ampliadas de obras permite una mejor comprensión de los detalles artísticos. Bajorrelieves, maquetas y elementos interactivos ayudan a interpretar obras bidimensionales, como pinturas o grabados, que de otro modo serían inaccesibles para los visitantes ciegos.
La Inclusión como meta final
El objetivo no debe ser crear áreas separadas exclusivamente para personas con discapacidad visual, sino integrarlas en las exposiciones generales. Este enfoque inclusivo garantiza que las personas con discapacidad participen plenamente en la experiencia cultural junto con el resto de los visitantes, eliminando barreras y fomentando la igualdad de acceso.
Casos de éxito y buenas prácticas en el reto de diseñar un museo accesible
La implementación de medidas accesibles en museos ha dado lugar a proyectos ejemplares en diferentes partes del mundo. Estos casos destacan por su innovación y su enfoque integrador, inspirando a otras instituciones culturales a replicar y adaptar sus estrategias.
El museo tiflológico de la ONCE, pionero en España
El Museo Tiflológico, gestionado por la ONCE, es un referente en accesibilidad para personas con discapacidad visual. Sus salas incluyen maquetas táctiles de monumentos nacionales e internacionales, desde la Mezquita de Córdoba hasta la Torre de Pisa, diseñadas para ser exploradas mediante el tacto. Además, este museo accesible integra herramientas como textos en braille, audioguías y sistemas de señalización táctil que convierten la visita en una experiencia autónoma y enriquecedora.
La galería de los sentidos en Estados Unidos
En el Wadsworth Atheneum de Hartford, Connecticut, «La Galería de los Sentidos» se ha convertido en un modelo de accesibilidad multisensorial. Esta exposición invita a los visitantes a explorar texturas, formas, sonidos e incluso olores, fomentando una conexión profunda con el arte. Concebida como una experiencia universal, ha demostrado que las adaptaciones no solo benefician a las personas con discapacidad visual, sino que enriquecen la experiencia de todos los visitantes.
Museo de antigüedades nacionales de Estocolmo, educación inclusiva
Este museo ha desarrollado libros táctiles y materiales didácticos que combinan imágenes hápticas con textos en braille para niños ciegos. Estas herramientas son especialmente valiosas para introducir a los pequeños en conceptos históricos y arqueológicos. Además, el museo organiza talleres donde se permite tocar reproducciones de objetos históricos, una práctica que fomenta la integración y el aprendizaje interactivo.
Museo etnológico de Berlín-Dahlem, espacios dedicados
El Museo Etnológico de Berlín ha diseñado una sala específica para personas con discapacidad visual, donde se pueden explorar piezas etnográficas mediante el tacto. Esta sala incluye maquetas, mapas en relieve y carteles en braille, logrando un entorno de museo accesible e inclusivo. Aunque el espacio está separado, su diseño busca promover visitas repetidas y facilitar el acceso a exposiciones rotativas, garantizando diversidad y dinamismo.
Museo de Lons-le-Saunier en Francia, inclusión en exposiciones generales
En este museo, la accesibilidad no es un añadido, sino parte integral del diseño de las exposiciones. Por ejemplo, en una muestra sobre arquitectura gótica, los niños ciegos participaron activamente utilizando su propio cuerpo para entender la estructura de las catedrales, creando una experiencia inmersiva tanto para ellos como para el resto del grupo. Este enfoque subraya la importancia de adaptar las exposiciones generales en lugar de crear experiencias separadas.
Conclusión, hacia un museo accesible para todos
La accesibilidad en los museos no debe percibirse como un privilegio, sino como un derecho fundamental. Las personas con discapacidad visual han sido históricamente excluidas de la experiencia cultural plena, pero los avances en diseño inclusivo y la creciente sensibilización social están comenzando a cambiar esta realidad.
El desafío para el futuro no solo radica en aplicar estas medidas, sino en incorporarlas desde el principio en la planificación y diseño de nuevos museos y exposiciones. Solo así será posible lograr una verdadera integración cultural, donde el arte y la historia sean accesibles para todas las personas, sin importar sus capacidades.
En definitiva, avanzar hacia un museo accesible para todos no es solo un imperativo ético, sino también una oportunidad para que los museos asuman su papel como motores de inclusión y cambio social.
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